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Ancianos compran una casa a nombre de su hijo, pero su traición los deja en la calle y abandonados

Valeria Garvett
19 sept 2018
17:39

Dos ancianos quedaron en la calle luego de que alguien ‘muy allegado’ les quitó su casa.

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Al este del valle central del departamento de San Marcos, Guatemala, un matrimonio debió construir una covacha para pasar los días y refugiarse de las frías noches.

Se trata de Teresa Coyoy, de 80 años, y Miguel Ramírez Minchez, de 82, quienes luego de construir un hogar con mucha dedicación y esfuerzo, fueron botados a la calle como perros.

Las condiciones bajo las que viven son pésimas. Su pequeño rancho está construido de nailon, madera y bolsas de basura. No sobrepasa los dos metros cuadrados, mide un metro y medio de altura y no protege a la pareja del frío.

Ahora viven en una ladera, cerca de la carretera que conecta la aldea San Ramón de San Antonio Sacatepéquez con la aldea Santa Teresa de San Pedro Sacatepéquez, del departamento de San Marcos.

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Durante mucho tiempo, Coyoy y Ramírez se esforzaron por construir un hogar al que sus hijos y nietos pudiesen regresar cuando quisieran, y que les quedaría de herencia cuando ellos ya no estuvieran.

No obstante, su buena voluntad se vio cruelmente interrumpida y sus sueños destrozados, luego de que un grupo de policías los obligó a desalojar. A través de amenazas, los viejitos tuvieron que irse y nunca más regresar.

EL CULPABLE

Teresa y Miguel tuvieron años muy felices y su casa era el hogar al que todos los hijos podían dirigirse. Tarde o temprano, ellos partirían de este mundo y su casa dejaría ser suya, por lo que entre sus planes estaba dejarla de herencia.

Confiando en su propia sangre, y más que felices de hacerlo, decidieron poner su propiedad a nombre de su hijo menor. Grave error. Ellos jamás se imaginaron lo que este gesto de amor iba a desencadenar.

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El sujeto felizmente aceptó ‘su nueva casa’ pero, sin ningún tipo de remordimiento, echó a sus padres a la calle.

“Vinieron unos policías para contarnos que teníamos que salir de la casa, y que si no obedecíamos nos iban a meter en el calabozo. No sabíamos a dónde ir, con lo que nos refugiamos en una pequeña parcela,” expresó el padre.

“Creíamos que íbamos a estar juntos y tranquilos, pero no se cumplió,” comentó Miguel.

“¿Y AHORA QUÉ HACEMOS?”

El pobre matrimonio debió encontrar un lugar donde establecerse, así que crearon un pequeño campamento con recursos precarios como bolsas, madera y algunas sábanas.

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Ambos se calientan usando leña que colectan por el lugar y buscan agua de un nacimiento, pero está contaminada por un basurero clandestino.

Todos sus hijos los dejaron en el completo abandono y han sobrevivido de puro milagro.

LLEGÓ LA AYUDA

Un hombre, Valentín Bautista, afortunadamente se topó con ellos cuando recorría aquella montaña y su historia le conmovió tanto, que no dudó en buscarle solución a su situación.

Bautista le cedió parte de su propiedad al matrimonio para que tuviera acceso a las necesidades básicas, y hasta trató de entablar relaciones con el hijo.

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Ahora, Teresa y Miguel están tratando de reunir fondos para construir una nueva vivienda en la que pueda vivir dignamente, dentro de la parcela de su “ángel de la guarda”.

Necesitan ropa, alimentos y medicamentos. Los vecinos, por otro lado, han empezado a recaudar material de construcción para su nueva casa.

Si usted tiene posibilidades de colaborar, puede comunicarse al teléfono 01 571 234 0599 de Asociación Primaveral o en la red social de Facebook, donde se canalizará todo tipo de ayuda. En San Marcos señalaron que Club Rotario de San Marcos funcionará de enlace.

Esta historia nos rompe el corazón, pero nos recuerda que sí existen personas buenas dispuestas a ayudar a los más necesitados, así como pasó con una anciana de Misuri que no tenía dinero para mantener su hogar.

A pesar de no tener dinero, el único sueño de Gina Gibson era tener un lugar al que sus nietos pudieran ir a compartir con ella.

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Nunca creyó que obtendría ayuda, hasta que trabajadores del sindicato United Auto Workers, en Misuri, EE.UU., no dudaron en ayudarla a salvar la casa que estaba a punto de perder.

La casa volvió a un estado habitable, y ahora los nietos de Gibson pueden visitarla sin sentir que no están seguros en ese lugar.

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