Porqué los cristianos nunca deberían celebrar San Valentín

La celebración está envuelta en una serie de hechos inexplicables que aleja a quienes lo celebran del cristianismo.

Cada año se invierten grandes sumas de dinero para celebrar este día siendo realmente fantástico para los comerciantes.

La historia detrás de todo lo que se conoce hasta ahora es bastante distinta, pues aunque muchos cristianos lo celebran, en sus inicios se trataba de un festival romano con hitos paganos, muy alejados de la religión cristiana.

UNA HISTORIA QUE EVOLUCIONA

Todo empezó con un festival romano llamado Lupercalia, celebrado durante tres días (del 13 al 15 de febrero), y constaba de un ritual para alejar a los malos espíritus, según reseñó Becoming Christian. La celebración era bastante aceptada aunque eso cambió cuando el papa Gelasio la prohibió terminando el siglo V.

Aunque tiempo después resurgió en unos términos más románticos, por un día festivo creado por el Papa y se agregó como ‘El Día de San Valentín’. Aunque suele ser un poco controversial la historia de cómo llegó a ser este día en lo que hoy se conoce.

PARA CELEBRAR EL AMOR

Fue en Roma, exactamente con el emperador Claudio, encargado de dar la orden a los hombres solteros de jamás casarse, pues eran los mejores soldados.

Luego nace una versión, una llena de romanticismo, en donde San Valentín, totalmente en contra de la orden de El Emperador, realizaba bodas clandestinas a los jóvenes que quería estar juntos por siempre.

Sin embargo, San Valentín fue encarcelado cuando en sus románticas bodas se enamoró de la hija de un carcelero. Fue entonces cuando nació aquello de ‘Con amor de tu Valentín’.

COMPARTIR EL ROMANTCISMO

En la actualidad no existen muchas situaciones contra esta festividad, pues se ha comercializado y ahora se trata de regalar amor a alguien especial.

Pero para cada circunstancia siempre hay la posibilidad de encontrar refugio en Dios, y con el amor no es distinto.

San Valentín, es ideal para llevar las plegarias de la unión, pedir encontrar a una persona con quien compartir momentos e incluso para conservar y agradecer la amistad.

Se dice que este santo del amor, le entregó una carta a una chica ciega, y que cuando la recibió se hizo el milagro por lo que ella pudo leer lo que él le había escrito.