Joven pareja decide contraer matrimonio

Sin importar la edad que tengan tus hijos, lo más probable es que te pidan consejos. Y el mejor momento es justo antes de que se casen.

Una joven pareja, locamente enamorada, decidió casarse. Pero al poco tiempo, ambos necesitaban consejos amorosos desesperadamente.

A medida que se aproximaba el gran día, ambos se sentían cada vez más nerviosos. Cada uno de ellos tenía un problema que jamás había compartido con nadie, ni siquiera entre ellos.

El novio decidió pedirle consejo a su padre. "Padre, estoy preocupado por el éxito de mi matrimonio. Amo a mi prometida mucho, pero tengo pies muy malolientes, y tengo miedo de que mi futura esposa sienta repulsión por ellos".

"No es problema", dijo el padre. "Sólo tienes que lavarte los pies tan frecuentemente como sea posible, y siempre lleva medias puestas, incluso en la cama".

Entretanto, la novia, sobrecogida por el miedo, decidió preguntarle a su madre por su problema. "Cuando me despierto por las mañanas, mi aliento es realmente fétido", le dijo a su madre.

"Mi vida", la consoló su madre, "todos tienen mal aliento por las mañanas".

"No, no entiendes. Mi aliento por la mañana es tan terrible, que temo que mi nuevo marido no quiera dormir en la misma alcoba que yo".

Su madre dijo simplemente: "Intenta esto. Por la mañana, párate de la cama y ve directo al baño a cepillarte los dientes. La clave es que no digas ni una palabra hasta que te cepilles los dientes. Ni una palabra".

La pareja finalmente contrajo matrimonio, en una hermosa ceremonia. Ambos recordaron los respectivos consejos que recibieron: él con sus perpetuas medias, y ella con su silencio matutino. Las cosas marchaban bastante bien. Al menos, los primeros seis meses.

Fue entonces cuando un día, temprano por la mañana, el marido se despertó y notó que una de sus medias se había caído. Temiendo las consecuencias, se puso a buscarla frenéticamente en la cama. Esto despertó a su esposa, quien, adormilada y confundida, olvidó su usual silencio y preguntó:

"¿Qué diablos estás haciendo?"

"¡OH, NO!", dijo el marido, impactado.

"¡Te tragaste mi media!"

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