Padre borracho y enfurecido lanzó a su hijo contra una pared

La vida de Kevin, de 8 años, cambió cuando decidió llamar al 911, justo antes de que su padre lo arrojara contra un muro. Creces escuchando muchas historias que tocan el alma, pero esta es conmovedora.

Este pequeño Kevin vivía con su madre, su hermanita y un padre ebrio, en lo que parecía ser una tétrica repetición del horror. No se le permitía tener amigos fuera de la escuela, y su papá, que era alcohólico, se comportaba como un monstruo en casa.

En un día fatídico, su padre en estado de embriaguez amplificó su ira y comenzó a golpear a su madre, algo que ocurría con frecuencia. Cuando esto sucedía, Kevin y su hermana corrían a esconderse en el sótano hasta que amanecía. Pero ese día fue diferente.

Recordando una charla que acababa de recibir en la escuela sobre la importancia de llamar al 911, Kevin se armó de valor y realizó la llamada telefónica. No es que tuviera las agallas para decir algo o incluso que supiera qué decir, pero el niño de ocho años marcó el número de todos modos. Después de hacer la llamada, corrió hacia su mamá.

Como no le importaba el mundo, su padre los seguía atropellando hasta que finalmente terminó tirando al niño contra una pared, momentos después de haber hecho lo mismo con su madre.

Poco después del incidente, dos policías entraron a su casa. Al ver a Kevin y su madre tendidos en el suelo, todos magullados, agarraron al padre y lo llevaron a custodia, mientras el niño y su madre fueron trasladados apresuradamente en una ambulancia. El policía que arrestó a su padre fue a verlos en el hospital donde se encontraban y le dio a su hermana un osito de peluche.

El padre de Kevin después de eso dejó sus vidas para siempre. Las autoridades ayudaron a su madre a presentar una demanda de divorcio, y finalmente ella pudo salir y conseguir un trabajo. Las cosas ya habían comenzado a salir bien. Todo estaba bien en la escuela, y el niño se inscribió en una liga de béisbol, aunque nada sabía sobre el juego aparte de la auto-práctica.

Después de aceptar que iba a estar en el banco para observar, el niño se fue con su madre al campo por su uniforme. Al llegar allí, ¿adivine quién era el entrenador? El mismo policía que los había ayudado con los problemas de su padre.

El entrenador Carter lo ayudó con sus problemas sociales, asegurándose de que él y otros niños de la liga interactuaran bien.

En algún momento, Kevin le dijo al entrenador que algún día le encantaría ser un policía como él, y el entrenador Carter respondió: "Serás un buen policía". Eso impactó mucho a Kevin, y 20 años más tarde, ahora es policía, en el mismo vecindario en el que él y su madre habían vivido.

Esta historia refleja el daño que el alcoholismo puede causar a las familias y a las relaciones de pareja, de una manera a veces trágica, como el caso de Mischa, una niña que perdió a sus padres durante una pelea ocasionada por la borrachera de su papá.