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Mujer se enamoró de un hombre con cáncer y decidió formar una familia a pesar de las críticas

Aunque todos criticaron su decisión, ella estaba segura de seguir adelante con la relación y vivir feliz, aunque él se estaba muriendo.

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Mechi salió de ese restaurante “casi enamorada” aunque no creía en el amor a primera vista. Ella se enamoró de un hombre con cáncer y aunque la llamaron loca, decidió emprender una familia a su lado.

Durante los últimos dos años, ella había estado luchando por superar el final de una relación abusiva y decía no estar lista para tener citas, pero unas amigas la convencieron de salir en un ‘tres para tres’.

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SERÍA UNA CITA SUPERFICIAL

Las tres amigas se sentaron en la mesa junto con tres amigos y exjugadores de rugby del club Curupaity, de Hurlingham.

Esa misma noche, en lo que se suponía sería una cita superficial, Mechi supo que Pedro tenía cáncer de riñón y acababan de extirparle un tumor de casi 3 kilos.

Durante la conversación que entablaron sobre la vida y la muerte, Mechi no podía parar de mirar a Pedro que era cinco años mayor y también era divorciado y con hijos.

Ella tenía la autoestima muy baja y trabajaba en regresar a su hogar la tranquilidad que sus hijos habían perdido en un lugar lleno de violencia.

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LA SEGUNDA CITA

El segundo encuentro con Pedro también fue grupal, cenaron pizzas caseras en la casa de Mechi. Ella tenía 47 años y tres hijos, Pedro contaba 52 y también era padre de tres hijos.

"Fue como un flash, quedé fascinada. Le dije a mis amigas: 'No me pregunten qué tiene este señor, pero me encanta. Me gusta su forma de ser, su sonrisa, todo", contó a Infobae Mercedes Mastandrea que tiene ahora 52 años.

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La noche en su casa, se alejaron un poco del grupo y hablaron con más intimidad. Él la invitó a salir a solas.

Dijo que fue en marzo de 2014 y desde entonces no volvieron a separarse más. Su relación duró 5 años, hasta que la muerte se llevó a Pedro.

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“Yo me voy a morir, pero igual te voy a extrañar", le dijo Pedro.

AMOR CON FECHA DE VENCIMIENTO

Mechi se enamoró de él, pero quería ir despacio porque sabía lo que podía pasar. Tenía miedo de salir lastimada. Él ya había estado cerca de la muerte cuando le sacaron el tumor.

"Cuando lo conocí él estaba muy bien, limpio. Pero el tumor había llegado tan lejos que por algún lado podía volver a aparecer. Así que yo, de alguna forma, siempre supe que era un amor con fecha de vencimiento."

Los hijos de Mechi también sintieron miedo, pero el de ellos era porque no sabían si su madre estaba entablando una relación con un violento o con un hombre que no los quisiera.

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EL CAMBIO EN SU VIDA

Ella volvió a cocinar, arreglaba su casa y se reía a carcajadas con los chistes que Pedro le hacía. Muchos le dijeron que estaba loca, el él iba a morir, pero ella siguió adelante con la relación y tuvo una feliz vida a su lado, aunque era algo totalmente diferente.

Su vida juntos no fue la de dos divorciados solitario. Junto a sus seis hijos formaron una familia.

Pero de pronto, una infección generalizada tiró al piso sus planes a tan solo un año de haber empezado su relación. Pedro volvió a quedar al borde de la muerte. "No fue el cáncer, no lo podíamos creer".

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Cuando les dijeron que había que operarlo de emergencia, las probabilidades de vida eran de 30%.

“Antes de entrar a la cirugía, cuando supo que iba a estar un tiempo en coma inducido, me dijo: 'Quiero que entres derecha a verme', porque yo voy a estar dormido, pero te voy a sentir. Quiero que te pongas el perfume que te regalé y vengas tranquila, porque voy a salir'."

Pedro estuvo un mes internado y todos le decían a Mechi que era una masoquista por haber formado una familia a su lado.

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VIAJE EN MANADA

Cuando Pedro se recuperó, se fueron en manada a Mar Azul y eso hacían cada verano. "Pedro nos enseñó a capitalizar el tiempo. Nunca me voy a olvidar de su cara de felicidad cuando se metía al mar de noche. Yo lo miraba desde la arena, congelada, parecía un chico”.

Mechi era poco detallista con las cosas a su alrededor. Con Pedro empezó a pasar ratos mirando pájaros por la ventana. La filosofía de Pedro era simple y compleja a la vez: "La vida es linda", repetía. Y "la vida es ahora".

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Por eso ella aprendió a usar el tiempo a su favor. "Yo sabía que se iba a morir, pero después de tantos años de oscuridad, también tenía la certeza de que era el amor de mi vida”.

“No soy ninguna heroína, yo lo amaba: nunca se me cruzó por la cabeza la idea de dejarlo para no sufrir yo después.”

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CUANDO LA MUERTE LLEGÓ

El cáncer volvió en 2017. Un nuevo tumor se le había alojado en la columna. Pedro se estaba muriendo y estar conscientes de su condición ayudó a la familia a aceptar lo que vendría sin falsas expectativas.

“Yo me voy a morir, pero igual te voy a extrañar. Vos ¿qué vas a hacer cuando me muera?”, le preguntó Pedro.

Mechi le contestó lo único que tenía claro: "Que no iba a volver a enamorarme, que yo ya había conocido al gran amor de mi vida. ¿Había durado poco tiempo? Puede ser, pero ¿cuántas personas podrías decir que tuvieron la suerte de conocer al amor de sus vidas?".

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A pasos gigantes avanzó la metástasis y en 2019, Pedro ya no podía ponerse las medias. Fue entonces cuando decidió soltarlo.

"Me decían 'visualizalo atravesando un arco iris y soltalo', 'Mechi soltalo, papá no se puede ir porque te ve a vos triste'. Hasta los médicos me decían que yo no lo dejaba irse. A ver, yo no lo soltaba porque no podía, no es cortar un hilo y ya está, no es tan fácil soltar la vida."

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Fue cuando se dio cuenta de que las muecas de Pedro ya no eran de risa sino de dolor que empezaron a despedirse.

"Le dije la verdad. 'Yo sé que voy a quedar como un rompecabezas de 1.500 piezas que se cae al piso y queda todo desparramado. Pero yo ya me levanté una vez y pude rearmarme. Tal vez esta vez sea con más dolor, pero el amor me hizo una persona mucho más fuerte. Voy a estar bien, andá tranquilo.”

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Cuando Pedro estaba por morir le pidió a Mechi que escribiera un libro y ella le pidió que le avisara cuando llegara.

La última noche, entre rescates de morfina, le pidieron a la enfermera que lo acomodara en la cama para poder dormir juntos. "Lo último que dijo, con ese humor que tenía, fue: 'Dejen de toquetearme que me están matando'".

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EL ADIÓS

Pedro murió a comienzos de este año. Había pedido que le pusieran un pantalón claro y franela rosa, que sirvieran anís (su bebida favorita) y sonara Barry White. Fue él quien pidió que lo enterraran cerca de un banco y un pino para que ella pudiera sentarse a leer cerca de él.

"Yo le había dicho 'mandame una señal de que estás bien: no sé, que el jazmín florezca antes, que haya más mariposas, algo que me dé cuenta, no me mandes un viento'. Es loco pero mi jazmín floreció en marzo y no paro de cruzarme mariposas. Una amiga, que es bióloga, me dijo que hasta ellos estaban sorprendidos: hacía muchos veranos que no veían tantas."

En cuanto a la solicitud de Pedro, Mechi decidió contar las historias guardadas en un blog que tenía desde adolescente y en el que contaba con 32 mil seguidores.

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A eso se refería Pedro cuando le dijo "escribí el libro". Quería que se animara y publicara aquellos cuentos de sus lectores, sin embargo, el que Mechi escribió se llama: "Pedro, pedazo de cielo".

"Muchas noches lloro abrazada a la almohada de él, no te voy a mentir. Pero me quedó todo ese amor. Pedro me ayudó a ver cosas en mí que yo desconocía porque mi pareja anterior me decía: 'A vos nadie te va a leer', y yo me lo había creído.”

“Mi relación con Pedro me hizo más fuerte, mejor persona así que por supuesto que viviría todo de nuevo. Yo no tengo ninguna duda de que se puede ser feliz al lado de alguien que se está muriendo."

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LA DEDICATORIA

En su antebrazo tiene tatuado un símbolo de infinito, el mismo que ella le dibujaba con el índice sobre la espalda cuando lo acariciaba. En el anular tiene las dos alianzas.

Mientras que en la dedicatoria de su libro se puede leer: "Gracias por escuchar la historia de un buen amor", escribe. "La vida es linda".

Definitivamente el amor verdadero va más allá de lo que muchos pueden imaginarse. Esta historia nos recuerda a la de otra pareja que superó los estereotipos.

Para nadie es un secreto que la apariencia es un factor muy importante en la vida de los humanos. Sin embargo, Edmilson Alcântara dio fe de que los sentimientos pueden superar eso y mucho más. Conoce aquí su historia.

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