Veterinario jubilado de 90 años fabrica sillas de ruedas para hacer felices a los perros

Su pasión por fabricar estos carritos de ayuda nació a inicios de la década de los 60, cuando elaboró su primera silla y fundó su negocio y taller “K-9 Cart”, en la ciudad de Chesapeake Bay, Oxford.

Se dice que cada ser humano viene al mundo con un propósito de vida, y parece que Lincoln Parkes, un veterinario de 90 años, dio con el suyo: ayudar a animales con problemas de movilidad a trasladarse por su propia cuenta.

Así, el hombre, que vive en la pequeña ciudad de Chesapeake Bay, Oxford, se ha dedicado a elaborar sillas de rueda en su tienda K-9 Cart, fundada en los 60, para apoyar a mascotas como perros, gatos, conejos, cerdos e incluso pollos que no pueden caminar.

“Me gusta dar a los animales una vida mejor… Si los pones en un carrito cuando no pueden moverse, les da movilidad para que puedan usar sus patas delanteras y su espíritu simplemente se va; son como niños una vez que obtienen su independencia”, explicó.

Parkes, que tiene 3.000 cirugías espinales en su haber, se retiró en 1991 y se mudó a Oxford, a una pequeña ciudad con una población de 600 personas aproximadamente.

Pero la jubilación lo ayudó más bien a enfocarse en el proyecto que tanto lo hace feliz, así que montó un taller a dos cuadras de su casa y comenzó a producir sillas de ruedas.

Desde ese día, se dedicó diariamente, de 10 am a 8 pm, a elaborar a mano cientos de sillas de ruedas que le encargaban constantemente.

De esta manera, empezaron a ver luz las pequeñas sillas de ruedas para dachshunds con malos respaldos; las aún más pequeñas para chihuahuas que nacieron sin patas delanteras o los “monstruos de metal masivos” para pastores alemanes de más de 200 kilos.

Sus colegas se sienten muy orgullosos por su convicción y por sus sinceras ganas de ayudar a las mascotas más afectadas.

El costo de las sillas de Parkes oscilan entre los 300 y 800 dólares, e incluso, en algunos casos, pueden exceder los 800 dólares, según los clientes.

Este hombre se puede considedar un héroe para las mascotas, igual que el profesor Domenick Scudera, a quien se le conoce por no poder dejar de adoptar perros de dos patas.

Y es que este hombre, profesor de teatro y danza, señaló que tiene una pasión que empezó hace varios años: trabajar con perros de terapia.